Kowloon: la ciudad amurallada
Kowloon, una ciudad sin ley, también conocida como la ciudad amurallada, llegó a tener 50.000 habitantes en un área de 0,26 kilómetros cuadrados, lo que equivale a 1.930.000 personas por kilómetro cuadrado, siendo la densidad de población más alta registrada en la historia. Estos números son extremadamente altos, superando con creces la densidad de población de ciudades como Dhaka, una de las ciudades más densamente pobladas en la actualidad, con aproximadamente 30.000 habitantes por kilómetro cuadrado. En este contenido extenso, exploraremos cómo se vivía en Kowloon, cómo creció tanto su población, su demolición y el estado actual del lugar, entre otros aspectos relevantes.
La vida en la ciudad amurallada
En Kowloon, la vida era precaria, insaludable y, en general, no muy agradable. Las calles eran estrechas, sucias, con cables colgando y construcciones improvisadas. Además, la ciudad fue controlada por triadas u organizaciones criminales desde 1950 hasta 1970, lo que llevó a la proliferación de actividades delictivas como la prostitución y el tráfico de drogas. La infraestructura de la ciudad también era deficiente, con servicios públicos escasos y la mayoría de las viviendas tenían cimientos deficientes y un tamaño promedio de apenas 23 metros cuadrados.
A pesar de estas difíciles condiciones, los residentes de Kowloon se mantuvieron unidos, apoyándose mutuamente para superar los obstáculos de la vida cotidiana. Las abuelas, por ejemplo, a menudo se encargaban del cuidado de los niños, tanto de sus propios nietos como de los de sus vecinos. La proximidad del aeropuerto de Kai Tak también expuso a los habitantes a una constante contaminación acústica, y muchas calles debían ser permanentemente iluminadas con lámparas fluorescentes, ya que la luz del sol no llegaba a los niveles inferiores.
La extrema densidad de población
A partir de 1960, Kowloon experimentó construcciones masivas, principalmente estructuras modulares que se edificaron sobre inmuebles antiguos. Fue en este momento cuando se convirtió en una ciudad densamente poblada, con más de 33.000 personas distribuidas en unos 300 edificios dentro de un área de apenas 0.26 kilómetros cuadrados, lo que resultó en una densidad de población de 1.255.000 habitantes por kilómetro cuadrado. La población de Kowloon aumentó significativamente después de la ocupación japonesa de Hong Kong durante la Segunda Guerra Mundial, llegando a su punto máximo de 50.000 residentes en 1990.
Demolición de la ciudad amurallada
En 1987 se anunció que la ciudad sería demolida y convertida en un parque, pero los planes para lograrlo se mantuvieron en secreto. En 1993, la demolición comenzó y concluyó en 1994, tras lo cual se iniciaron los trabajos para convertir Kowloon en un parque. El parque de la ciudad amurallada de Kowloon se completó en agosto de 1995, cubriendo un área de 31.000 metros cuadrados y fue diseñado por el Departamento de Servicios Arquitectónicos.
El estado actual del lugar
El parque de la ciudad amurallada de Kowloon es administrado por el Departamento de Servicios Culturales y de Ocio del gobierno de Hong Kong. El parque en sí está diseñado según los jardines de Yangnang de la dinastía Qing, y se restauró el yamen para posicionarlo como un elemento central del espacio. Además, el parque cuenta con ocho paseos florales, un Jardín del Ajedrez, un Jardín del Zodíaco Chino, un Jardín de las Cuatro Estaciones, una Terraza de las Seis Artes, y otros atractivos.
Otras ciudades de la historia con densidades de población extrema
A lo largo de la historia, ha habido otras ciudades con altas densidades de población. Dhaka, en Bangladesh, Manila, la ciudad de Titagar en India, Leva-Joyst-Perret en Francia, Mandaluyong en Filipinas, Alejandría y Bagdad son algunos ejemplos. Estas ciudades han experimentado densidades de población extremas en diferentes momentos de la historia, y cada una tiene su propia historia y contexto.
La historia de la ciudad amurallada de Kowloon es un ejemplo único de la capacidad de adaptación humana a condiciones extremas. A pesar de su difícil pasado, el lugar ha sido transformado en un parque que preserva su memoria cultural. Este legado es un recordatorio de la resiliencia y la capacidad humana para superar desafíos.